Espejismo
En el mundo del espejismo --mundo del plano astral y de las emociones-- apareció un punto de luz. El Señor de la Luz, el Buda, se encargó de enfocar en Sí Mismo la iluminación que oportunamente haría posible la disipación del espejismo. En el mundo de la ilusión --mundo del plano mental-- apareció el Cristo, el Señor del Amor, que personificó en Sí mismo el poder de la voluntad atractiva de Dios. Tomo a su cargo la disipación de la ilusión, atrayendo hacia Si (mediante la potencia del amor) a los corazones de todos los hombres, afirmando esta determinación en las palabras: " Y si fuere levantado de la tierra, atraeré a todos hacia Mí". (Jn 12-32) . Desde la etapa que entonces habrán alcanzado, les será revelado el mundo de la percepción espiritual, de la verdad y de las ideas divinas. El resultado será la desaparición de la ilusión.
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